Tras las respuestas que dieron los compañeros y las lecturas que se realizaron llegue la conclusión de que a Maximiliano los mato
su propia política, por desear la justicia y el bienestar de todos, él resulto
ser más liberal que lo que sus partidarios conservadores pudieron tolerar, él ya
tenía ideas liberales desde su gobierno en Lombardía.
De acuerdo a las lecturas que se efectuaron, Maximiliano de
Habsburgo fue fusilado por mandato de Benito Juárez, en el Cerro de las
Campanas, en Querétaro, a pesar de que se manejan algunas hipótesis diferentes
al respecto, como que fue desterrado al país de Guatemala y vivió en el
anonimato, hasta 1914, considero que la
más acertada es que debido a las diferencias políticas con Benito Juárez
éste lo mando fusilar junto con Miramón y Mejía, pasando por alto el lema de
que un masón no mata a otro masón.
Hubo mucha presión internacional para que Juárez perdonara la vida a Maximiliano y lo dejara volver a Austria a reunirse con su familia en 1867, sin embargo Juárez no aceptó el indulto ni Maximiliano parecía querer salvarse sino morir con honor.
Hubo mucha presión internacional para que Juárez perdonara la vida a Maximiliano y lo dejara volver a Austria a reunirse con su familia en 1867, sin embargo Juárez no aceptó el indulto ni Maximiliano parecía querer salvarse sino morir con honor.
Maximiliano quiso mucho a México, y deseaba lo mejor para
este "imperio" que le regalaron, pero las costumbre e idiosincrasia
del mexicano, además de la política de quítate tu pa' ponerme yo,
contrarrestaron las buenas intenciones de este extranjero. Además, Maximiliano
estaba enfermo de sífilis, el lo sabía y daba por hecho que una muerte
anticipada, le sería de "ayuda" para evitar dolores y vergüenzas ante
su "corte".
A las siete
y cinco minutos de la mañana del 19 de junio de 1867, son simultáneamente
ejecutados los reos Fernando Maximiliano de
Austria, llamado Emperador de México, y sus generales Tomás Mejía y Miguel
Miramón. En el Cerro de las Campanas, Querétaro, por las tropas dispuestas para
su ejecución, al mando del ciudadano general Jesús Díaz de León.
Fueron
juzgados conforme a la Ley del 23 de enero de 1862, por delitos contra la
Nación, el orden y la paz pública, el derecho de gentes y las garantías
individuales; y el día 14 anterior, condenados con arreglo a ella, a la pena
capital señalada para los delitos referidos. La ejecución se había ordenado
para la tarde del día 16 de junio, pero con el fin de que los sentenciados
tuvieran el tiempo necesario para el arreglo de sus asuntos, el ciudadano
Presidente de la República determinó que se verificara en la mañana del
miércoles 19 del mes corriente.